La arquitectura: fuente del conocimiento histÓrico


Por Vladimir Sierra

En la actualidad, el mundo evoluciona hacia una globalización de la guerra, el genocidio y las injusticias sociales. Esto puede ocasionar la destrucción de una especie única, que es el ser humano. Con su destrucción puede desaparecer las pruebas de su existencia, que no es otra cosa que la desaparición de su historia, de su cultura, que puede ser una cultura común o particular de acuerdo a su ubicación geográfica y relaciones económicas, manifestaciones en su comunicación, alimentación y hábitat.
La historia es una ciencia, con su carácter de diagnóstico (porque reconstruye el pasado) y de pronóstico (por su proyección de futuro, posibilidad relativa de anticipación) por lo que la potencialidad de sus contenidos se torna imprescindible para todos los habitantes del planeta. Esta ciencia contribuye a una educación para la vida, con sentido más integral, donde el núcleo de esa formación es la riqueza moral, el amor por lo humano a través de un conocimiento consciente que le permite al individuo conocerse a sí mismo y por lo tanto proteger y amar toda la obra del Homo Sapiens.
La escuela actual, tiene la necesidad de contribuir a una formación científico-técnica-espiritual de cada ciudadano, formando y desarrollando valores que le permitan al individuo contrarrestar la violencia, la explotación y como ser social pueda desarrollarse plenamente en paz consigo mismo y con los demás.
la-habana-cubaEl conocimiento de la vida del hombre en toda su dimensión económica, política, social, espiritual y científico-técnica posibilita comprender el origen, desarrollo y transformación de la sociedad humana en su carácter dinámico y progresivo. Esto demuestra que la actividad del hombre al perseguir sus objetivos conscientemente, proporciona el desarrollo histórico.
La educación cubana del siglo XXI está comprometida con un proyecto social que garantice el desarrollo humano sostenible e integral de la nueva generación, preservando nuestra cubanía e identidad, logrando la formación del hombre en interrelación dialéctica con su cultura.
Quien quiera nación viva, ayude a establecer las cosas de su patria de manera que cada hombre pueda labrarse un trabajo activo y aplicable a una situación personal independiente.1
Este desafío del Apóstol convoca a los docentes a desarrollar un aprendizaje de la historia que promueva el desarrollo de los estudiantes donde puedan actuar con conciencia y plantearse finalidades transformadoras en los diversos contextos. Asumir una eticidad martiana en la formación del escolar, es buscar en nuestras raíces históricas y culturales, el contenido para la formación. Debe entonces la enseñanza de la historia lograr revelar en cada clase la moralidad histórica del pueblo, de sus héroes; valorar las figuras, los hechos en que participaron y las paredes donde se desarrollaron los acontecimientos, que en ocasiones pueden coincidir con la historia de su localidad. A propósito el historiador Ramiro Guerra planteó:

No puede haber historia nacional, si no existe historia local.2
El estudio de la historia local fue abordada
desde las primeras décadas del siglo XX por destacados pedagogos e historiadores cubanos entre los que podemos citar a Alfredo Aguayo, Pedro García Valdés y Ramiro Guerra entre otros, los cuales realizaron valiosas recomendaciones metodológicas para los cursos de historia local que incluso desde el siglo XIX el destacado pedagogo José de la Luz y Caballero planteó:


… es sumamente interesante para la Patria infundir a sus hijos con la lucha, un amor entusiasta por ella, no habiendo modo más propio de conseguir tan precioso fin, como el familiarizar a los niños con ciertos recuerdos de la historia peculiar del pueblo nativo.3


Con el estudio de la localidad, y por consiguiente de las personalidades, construcciones y hechos de los cuales fueron protagonistas, se posibilita la asimilación de los acontecimientos más importantes en el ámbito nacional y la vinculación de lo local con lo nacional. Al decir de la pedagoga Haydée Leal García: “Las experiencias sociales (contexto comunitario y medio familiar) pueden convertirse en un estímulo en cada clase, siempre que el maestro, a partir de su utilización, lleve a los alumnos a la elaboración de su conocimiento a partir de dimensionar la esfera afectivo-motivacional”4
En el estudio de la localidad, se funden la teoría con la práctica, al mostrar el desarrollo de la historia en cada una de sus etapas. El alumno puede apreciar a su alrededor el progreso histórico, y el desarrollo cultural así como los hechos y fenómenos que influyen en su propia vida. De esta manera se complementa el proceso docente-educativo, ya que como afirma la pedagoga Perla Cartaya Cotta en su obra El legado del Padre Usera: “No puede hablarse de cultura sin pensar en la educación. Ambas son como el anverso y el reverso de una misma moneda”.5
Existen elementos de la cultura que le permiten al estudiante interactuar con la historia local de manera que logre entenderla y comprender objetivos propuestos en un tiempo determinado. Ejemplo de lo anterior es la arquitectura que, además, como manifestación de las artes plásticas, incide en la ética y estética de la comunidad y por su puesto del propio estudiante.
Para poder entender la influencia que ejerce la cultura en la educación, primero hay que definir el término de cultura, uno de cuyos significados expresa:


En su sentido más amplio, la cultura puede considerarse como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social. Además de las letras y las artes, comprende los modos de vivir, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.6

Esta definición ubica al ser humano en el centro del interés universal, basándose en elementos éticos y normativos, relacionados tanto con valores espirituales como materiales y cobrando dimensiones históricas y antropológicas, aplicables a cualquier grupo humano y no a una élite intelectual.
La cultura como fenómeno complejo y multifacético7 incluye a las manifestaciones espirituales, a las relaciones económicas, entre otras, que en ocasiones están acompañadas de lo material como realidad física e influida por la técnica. Lo material que acompaña a estas manifestaciones espirituales y relaciones económicas, que varían de acuerdo con las necesidades de cada época, permiten al hombre conocer su historia, su cultura, las relaciones sociales que han caracterizado a su territorio, lo que implica conocerse a sí mismo e ir desarrollando una identidad nacional. A este material que influye en las relaciones sociales y en la formación cultural del individuo en una sociedad determinada, se le denomina cultura material, que es:


Expresión tangible de los cambios producidos por los humanos al adaptarse al medio biosocial y en el ejercicio de su control sobre el mismo. Si la existencia humana se limitase meramente a la supervivencia y satisfacción de las necesidades biológicas básicas, la cultura material podría consistir simplemente en los equipos y herramientas indispensables para la subsistencia, y en las armas ofensivas y defensivas para la guerra o la defensa personal. Pero, las necesidades del hombre son múltiples y complejas, y la cultura material de una sociedad humana, por más simple que sea, refleja otros intereses y aspiraciones. Cualquier ejemplo representativo de las manifestaciones de la cultura deberá incluir obras de arte, ornamentos, instrumentos de música, objetos de ritual y monedas u objetos de trueque, además de la vivienda, vestido y medios de obtención y producción de alimentos y de transporte de personas y mercancías.
Cada objeto del inventario material de una cultura representa la concretización de una idea o secuencia de ideas. Estas, junto con las aptitudes adquiridas y técnicas aprendidas para la fabricación y empleo de productos en actividades tipificadas, constituye un sistema tecnológico. La relación entre la capacidad tecnológica y la naturaleza y el alcance del inventario material de una sociedad puede parecer obvia, pero no debe ignorarse que la tecnología conforma asimismo la estructura social del grupo y fija su dimensionalidad y desarrollo cultural.8


En la definición anterior sobre cultura material se hace mención a las construcciones, que podían servir como viviendas, fortificaciones para la protección de un lugar determinado o como centros para el desarrollo de actividades económicas. Por lo tanto, se hace evidente la presencia de una ciencia imprescindible para la historia del hombre: la Arquitectura. La Arquitectura es la ciencia del diseño y la construcción que muchos especialistas consideran como manifestación del arte. Independientemente de que sea ciencia o manifestación del arte, en ella se advierten explícita e implícitamente, no sólo el gusto como parte de la estética, sino también toda la información técnica que trasciende siglos a través de la investigación, aplicación de la ciencia y los nuevos descubrimientos a toda la información adquirida a través de la historia.
La arquitectura en Cuba, en la mayoría de los casos, estuvo vinculada a las necesidades militares o económicas según el contexto histórico, la situación geográfica y su vinculación con diferentes contenidos de la historia nacional está presente en diferentes niveles de enseñanza. Sin embargo, en las aulas primarias lo que generalmente se da a conocer como contenido docente, son las primeras construcciones de relevancia en Cuba como los imponentes castillos que protegían a La Habana de los frecuentes ataques de corsarios y piratas. Por supuesto que es necesario conocer de estas edificaciones, pero no sólo por ser de las primeras y más importantes en América Latina, sino por la función que realizaron, de acuerdo al cual era su diseño o estilo determinado.
Desde los primeros grados de la enseñanza primaria, se le trasmiten a nuestros estudiantes ciertos conocimientos históricos, haciéndose más complejos a partir del quinto grado y hasta el resto de los niveles de enseñanza. Es una deuda de historiadores y profesores de historia que no se tenga en cuenta la arquitectura y sus estilos para acercar al estudiante a una parte de su historia local y entenderla.
Su vinculación con la historia local le permitirá al educando comprender el diseño urbanístico como, por ejemplo, la construcción de las calzadas más antiguas que en siglos pasados eran rutas para el comercio, como lo fue la Calzada de Jesús del Monte, actual Calzada de Diez de Octubre, llamada en sus inicios Calzada o Camino de Matabanó, que unía al puerto de Carenas con la antigua ubicación de La Habana en la zona sur. Esto explica el estilo ecléctico de la iglesia de Jesús del Monte, uno de los símbolos del municipio de Diez de Octubre. Debido al progresivo asentamiento de los habitantes en ambas márgenes del mencionado camino, se hizo necesaria la ampliación de la iglesia que en sus distintas etapas constructivas estuvo impregnada de estilos diferentes, según la época y los intereses de los feligreses.
Los estilos arquitectónicos pueden apreciarse como elementos de la moda en una época determinada, pero también es preciso verlos y entenderlos como necesidad histórica producto del desarrollo económico, las guerras, la situación geográfica e incluso el clima.
Así tenemos, por ejemplo, que en la propia Calzada de Jesús del Monte en los inicios del siglo XX, se iniciaran transformaciones constructivas desde un nuevo estilo que revolucionaría la arquitectura de la calzada: es el estilo Art Déco, que con sus líneas rectas posibilitaría el aprovechamiento de espacios para la ampliación de comercios y la construcción de otros nuevos. Además, por ser una tendencia novedosa, introducida en Cuba por los norteamericanos como parte del interés de americanizar la cultura criolla, fue asumida por la clase media, fundamentalmente de la zona de la Víbora, para aparentar cierta posición económica y nivel cultural propia de la clase alta radicada por entonces en la zona de El Vedado.
Por las propias características de la asignatura, no es imprescindible dotar al estudiante de elementos propios de una ciencia o manifestación del arte que le pueda resultar de difícil comprensión; pero el maestro debe poseer las habilidades y el conocimiento indispensables para trasmitirle al alumno informaciones históricas que desarrollen en el alumno el gusto por lo bello, el deseo de investigar, el conocimiento de su identidad nacional y formación vocacional.
La educación integral de los estudiantes cubanos, con una apropiada formación cultural, ética y humanista, es el estilo que debe tener en cuenta cada docente para que sus estudiantes comprendan su origen y puedan contribuir a la construcción de una sociedad justa y sostenible.

Notas y Referencias
9 José Martí Pérez: Obras completas, t11, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p.81.
2 Ramiro Guerra: La defensa nacional y la escuela, Conferencia dictada a maestros en Guanajay, Pinar del Río, el 29 de noviembre de 1913, Ed. Lex, La Habana, 1944, p,3.
3 Perla Cartaya: José de la Luz y Caballero y la Pedagogía de su época. Ed. De Ciencias Sociales, La Habana, 1983, p,55.
4 Haydée Leal García, “Desafíos de la enseñanza de la Historia: conocer para transformar, amar para enseñar y educar”. Tomado de Enseñanza de la Historia, selección de lecturas, Ed. Pueblo y educación, La Habana, 2006, p. 29.
5 Perla Cartaya. El legado del Padre Usera. La habana, 2009, p. 11.
6 Apud Hervé Carrier: Diccionario de la cultura, Ed. Verbo Divino, Navarra, 1994, p. 156.
7 Ismael Sarmiento Ramírez. El ingenio del mambí, T. I. Ed. Oriente, Santiago de Cuba, 2008. P.16.